La producción cuentística de Patricia Esteban Erlés se enmarca en los postulados de la narrativa fantástica más reciente. A través de su mirada lúcida, la escritora zaragozana ha ido construyendo un universo propio donde la poética no mimética se combina con el horror y la amenaza de lo cotidiano. Los resortes que delimitan sus escritos suponen una renovación de los modelos anteriores de la ficción fantástica, pero también retoman diversos motivos de raíz gótica, ya sean narrativos o cinematográficos. La pretensión de este estudio es poner de relieve el papel que esos rasgos góticos de tipo sobrenatural juegan en el desarrollo de las tramas y cómo la autora los emplea para dejar abierto el abismo de la incertidumbre.
El artículo se centra en la obra de Patricia Esteban Erlés, destacada escritora española de narración fantástica. Concretamente, en su empleo del espacio doméstico asociado al horror y a lo monstruoso en la construcción de historias que realzan las vidas y las voces de mujeres asediadas por los conflictos de género que marcan nuestro tiempo. Las representaciones de lo femenino que recorren su narrativa desvelan, a través de la fragilidad de las relaciones humanas, tanto familiares como de pareja, y mediante ámbitos hogareños monstruosos imbuidos de crueldad, la perpetuación de los modelos de mujer implantados por el discurso patriarcal. Con el fin de profundizar en dicho objeto de estudio, se analizan sus libros de cuentos Manderley en venta (2008), Abierto para fantoches (2008) y Azul ruso (2010), y su volumen de microrrelatos Casa de Muñecas (2012). Se incide así en su original poética fantástica de contestación al ideario conservador asumido por nuestro imaginario cultural.
En los últimos tiempos, el género del microrrelato vive una auténtica eclosión en muchas tradiciones literarias; en el caso de las ficciones en español, esta tendencia es especialmente notable. Dentro de este auge, entre las numerosas temáticas de las que se nutre la narración hiperbreve, destaca, sobre otras, la de corte fantástico o insólito. Numerosos autores han apreciado la condensación e instantaneidad que permite este formato para construir relatos extraordinarios que resquebrajan las posibilidades de lo verosímil. Concretamente, en la literatura de terror o de tintes góticos, la brevedad del microrrelato aún parece mostrarse más oportuna. La transmisión de un escalofrío, de una inquietud que remueva los miedos del lector, es más efectiva desde la insinuación y la ambivalencia que tan bien articula y sugiere el microrrelato. En este trabajo, respaldando al gótico como una categoría genérica de probada vigencia en nuestras letras, se abordará el estudio de cuatro obras de microrrelatos representativas, de diversas procedencias geográficas: Cuentos malvados (2003), de Espido Freire; Ajuar funerario (2004), de Fernando Iwasaki; Casa de Muñecas (2012), de Patricia Esteban Erlés; e Historia siniestra (2015), de Alberto Chimal. Examinando cuatro de los pilares centrales del corpus gótico —la muerte, el monstruo, la vivienda siniestra y lo ominoso— tal como se plasman en estas narrativas, nos adentraremos en la renovación que el formato breve ha permitido imprimir a fórmulas en ocasiones ya periclitadas de lo gótico. A su vez, este estudio nos brindará la oportunidad de reexaminar y cuestionar el recelo que la crítica en español ha manifestado hacia la tradición gótica, considerándola ajena o no asimilable a los parámetros ficcionales hispánicos.